"Hay algo muy bonito: compartir la alegría de amar.
Amarnos los unos a los otros, amar hasta el dolor.
El amor, para que sea auténtico, debe costarnos.
Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal."
- Lo importante no es lo que uno hace, sino cómo lo hace, cuánto amor, sinceridad y fe ponemos en lo que realizamos. Cada trabajo es importante, y lo que yo hago, no lo puedes hacer tú, de la misma manera que yo no puedo hacer lo que tú haces. Pero cada uno de nosotros hace lo que Dios le encomendó.
- Sólo siendo sinceros y trabajando con Dios, poniendo en ello toda nuestra alma, podremos llevar la salvación a los demás. Pero para ello es necesario que no perdamos nuestro tiempo mirando y deseando hacer lo que hacen los demás.
- No es tanto lo que hacemos cuanto el amor que ponemos en lo que hacemos lo que agrada a Dios.
- Mientras el trabajo sea más repugnante, mayor ha de ser nuestra fe y más alegre nuestra devoción.
- No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar.
- Lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.
- Cada obra de amor, realizada con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios. Dios siempre cuida de sus criaturas, pero lo hace a través de los hombres.
- Si alguna persona muere de hambre o pena, no es que Dios no la haya cuidado; es porque nosotros no hicimos nada para ayudarla, no fuimos instrumentos de su amor, no supimos reconocer a Cristo bajo la apariencia de ese hombre desamparado, de ese niño abandonado.
- No cierren las puertas a los pobres; porque los pobres, los apestados, los caídos en la vida, son como el mismo Jesús. Seamos los servidores del pobre.
- Hemos de brindar al pobre un servicio generoso, sincero. En el mundo, a la gente se le paga por su trabajo. Sintámonos pagados por Dios.
- Acaso tratan ustedes a los pobres como basurero, dándoles aquello que ya no pueden ustedes usar o comer? Como esto ya no sirve, se lo voy a dar al pobre. Los pobres son la esperanza del mundo porque nos proporcionan la ocasión de amar a Dios a través de ellos. Son el don de Dios a la humanidad, para que nos enseñen una manera diferente de amarlo, buscando siempre la manera de dignificarlos y rescatarlos.
- Ellos son el signo de la presencia de Dios entre nosotros, ya que en cada uno de ellos es Cristo quien se hace presente. Por eso, Él no nos preguntará cuántas cosas hicimos, sino cuánto amor pusimos en ello.
2 comentarios:
Con tu permiso tomo algunos videos que has subido
Gracias por hacer este espacio tu Tambien eres un lápiz en las manos de Dios..Buenos videos inspiradores... cada palabra, cada imagen y acción de la Santa Madre Teresa logra traspasar y trasformar vidas...Dios te Bendiga..
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