La madre Teresa se consideraba
un simple instrumento en las manos del Señor:
un simple instrumento en las manos del Señor:
“UN LAPIZ EN SUS MANOS”
El mérito nunca es del lápiz, sino de quien escribe.
El mérito nunca es del lápiz, sino de quien escribe.
De esta convicción profunda nacía
su ilimitada confianza en la Gracia Divina.
su ilimitada confianza en la Gracia Divina.
"SEÑOR, SOY TUYA: HAZ DE MI LO QUE QUIERAS..." Esta es, hermano, nuestra fuerza y ésta es la alegría del Señor. El abandono total en Dios consiste en darse a Dios en forma plena, porque Él se dio a nosotros primero. Y debemos entregarnos de manera absoluta si queremos responder a la magnitud de su entrega hacia nosotros. Sólo si renuncio a mí misma puedo llevar a Dios a vivir en mí. Cuando renuncio ofrezco mi libre voluntad, mi razón, mi propia vida. Y todo por amor, ya que cuanto más renunciamos a nosotros mismos, más podemos amar. Existe el peligro de olvidar que somos pecadores. Si vivimos inmersos en nuestros pecados, entre Cristo y yo se produce un vacío, cuando mi amor está dividido, nada puede llenar tal vacío. Hemos de sentir necesidad de hacer que la sangre de Cristo lave nuestros pecados. El mejor examen de conciencia es preguntarse al final del día: "¿Qué he hecho hoy con Jesús? ¿Qué he hecho hoy para Jesús? ¿Qué he hecho hoy como Jesús?” Bastará simplemente mirarnos las manos, pedirle perdón. Reconocer nuestros pecados fortalece el alma, pues un arrepentimiento sincero (de un hijo que reconoce su pecado y retorna al Padre) produce siempre humildad y la humildad es fuerza. Pongan en primer lugar la confesión y sólo después pidan una dirección espiritual, si es necesario. Tu vocación consiste en pertenecer a Jesús. Tu servicio es sólo tu forma concreta de expresar tu amor a Jesús. Por ello, no interesa demasiado determinar a quiénes dedicas tu labor, a condición de que la realices por El, de que lo hagas con El. Esta es, en realidad, la forma de cumplir tu vocación, tu penitencia a Cristo. Cristo se convirtió en el Pan de Vida porque comprendió la necesidad, el hambre que teníamos de Dios. Y nosotros debemos comer este Pan y la bondad de su amor para poder compartirlo. La eucaristía es el signo más tangible del amor de Dios por el hombre, ya que renueva permanentemente su sacrificio por amor a nosotros, es el misterio de nuestra unión profunda con Cristo. Nuestra vocación consiste en pertenecer a Jesús. Si día tras día nos consagramos eternamente al cumplimiento perfecto de nuestros deberes espirituales, Dios nos hará entrar gradualmente en una intimidad más profunda para tener mas conciencia de Su Presencia Divina. El propósito es el empeño de progresar en la conciencia y el amor de Dios, de purificar nuestra propia persona, de enmendar y transformar nuestra vida en conformidad con la vida de nuestro modelo, Jesucristo. Jesús nos ha elegido para Sí: le pertenecemos y tenemos que estar tan convencidos de Su presencia, que no permitamos que nada, ni lo más insignificante, nos aparte de su posesión, de su amor.
2 comentarios:
Te animo a continuar este blog que me parece precioso. Mis bendiciones
Poste très instructif. # Merci d'hôte de prendre le temps de partager votre point de vue avec nous.
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