La paz y la guerra empiezan en el hogar.
Si de verdad queremos que haya paz en el mundo,
empecemos por amarnos unos a otros
en el seno de nuestras propias familias.
Si queremos sembrar armonía y paz alrededor nuestro,
es necesario que cada familia viva feliz"
Las palabras de Cristo son muy claras,pero debemos entenderlas como una realidad viviente. Cuando El habla de hambre, no habla solamente del hambre de pan, sino hambre de amor, hambre de ser comprendido, de ser querido. El experimentó lo que es ser rechazado porque vino entre los suyos y los suyos no lo quisieron. Y El conoció lo que es estar solo, abandonado. Este hambre de hoy, que esta rompiendo vidas en todo el mundo destruyendo hogares y naciones, habla de no tener hogar, no solo un techo, sino el anhelo de ser aceptado, de ser tratado con compasión y que alguien abra nuestro corazón para recibir al abandonado...